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Con base en información proveniente de las dedicatorias de sus obras, se sabe que visitó VeronaMilán y Florencia, y que obviamente estuvo en Venecia, donde gran parte de su obra fue publicada, y donde los ciudadanos comentaban sus habilidades.

En una dedicatoria de su primer libro de madrigales escribió una cita en la que muestra su sentimiento acerca de lo raro que era ser en su época una compositora mujer y, sobre todo, su conciencia del valor de la mujer, frente a la opinión vulgar, difundida por la Iglesia, de su inferioridad frente al hombre:

"Deseo mostrar al mundo, tanto como pueda en esta profesión musical, la errónea vanidad de que sólo los hombres poseen los dones del arte y el intelecto, y de que estos dones nunca son dados a las mujeres"

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